miércoles, 4 de agosto de 2021

Recopilatorio del mar

Caronte pirata



A la sombra del mástil encorvado
nos saluda Caronte entre la ausencia
de horizonte salado, contingencia
asumida en cualquier pendón izado.

Sin moneda en el ojo secuestrado,
se amedrenta en su fuga la consciencia,
avezada a evadir la penitencia
amarrada al bajel desamarrado.

¡Te conozco, barquero inabordable!
Despiadado togado predispuesto
al naufragio en despótica sentencia.

¡Te maldigo, corsario invulnerable!
Cuántas almas condenas con tu impuesto
y aun impune navega tu conciencia.

 

 

Si tan solo hubiera



Si tan solo hubiera
cerrado la puerta o saltado
por la ventana. Si tan solo
la ley hubiese impedido
el delito en potencia.
Si tan solo lloviese
menos o fuesen las cuestas
más infrecuentes. Si tan solo
supiese el nombre de todos
los animales.
Pero la sala está dispuesta,
y anárquica, y húmeda, y pendiente,
y yo apenas retengo
el nombre de la gente.

 

Furtivo



Me anula el sonido de las olas.
Me arranca de palabras
hondas y me atraca
lo pirata. Me esquiva
de viajes al remoto
silencio y al óxido
del recuerdo. Me contiene
con el viento que le sobra.
Me imagina
su fugaz fondo marino.



Voluntad



Titán insondable,
merced venidera,
telón metamorfo,
muerte ominosa.
No me reclames, mar de noche,
salmo inefable,
ruego a escondidas.
No me reclames, no me convoques,
que apenas acierto
negarme tu orilla.




Visitante



No acostumbro a que me grite
una montaña. A que me advierta
con su cabello de caos negro
que no me entierre, que prescinda
de mi norte y me recuerde
gota. No acostumbro a ser filtrado
por los poros de la tierra breve.

 


Punta de Teno



A un lado, los custodios.
Aquí no hay dedos de gigante,
ni rastro de sus huellas.
Tan solo la antigua morada
de su férreo corazón templado
ofrecido al mar en prenda,
vigilante bajo el reflejo liso,
paciente con cualquier joven
ola que se salte el pacto.
Al otro lado, guerra.
La batalla eterna de mar y aire
con sus víctimas de espuma,
donde los bandos despliegan
sus nubes y corrientes.
Tras de mí, mi vida.
Y yo escribo, por suerte,
inocuo y transeúnte.



Pero no



Casi olvido por un instante
que mis pies son de roble.
A la orilla de otras lágrimas,
casi olvido que soy leña
ardiendo desde mi raíz talada.



Ausencia de aire



Concierto mudo, repleto
de solistas ajenos
a su público, venganza
del recuerdo lastre, red
del ojo que precisó segundas
miradas, reclamo
de cualquier isla, faro
del pirata en tierra.
Ave del paraíso.
Miel de abeja reina.
Jabalí y ambrosía.



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