Heme aquí enmendado
de fugaz arte menor
con mis sonetos clamando
por su cuaderna vía.
Se atolondran las tónicas
cuando apenas intuyen
su cesura,
y si en descuido esperan sin floritura huyen
cuando se aprecian verso
suelto.
No existe el poema
cuando nace muerto,
ni existe el poeta
que en su tumba sujeta
la lágrima no escrita.