Es líquida la voz
del tiempo. Anega los recodos
del presente mutilado en aras
de la palabra idónea,
de la sacra adenda omnímoda.
Ahoga las voces del náufrago,
morador de la verdad
infértil y de la sal
en la muerte.
del tiempo. Anega los recodos
del presente mutilado en aras
de la palabra idónea,
de la sacra adenda omnímoda.
Ahoga las voces del náufrago,
morador de la verdad
infértil y de la sal
en la muerte.
Es líquida
la sangre que rubrica
la espada con relatos
crónicos y la piel
con banderas de petróleo.