domingo, 4 de febrero de 2018

Ahed Tamimi



Esta historia tiene mucho más que leer, y sobre todo el conflicto tiene mucho más que leer... pero aquí un pequeño marco para estas letras: http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=67376


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El poder es cobarde.
Patalea aterrado, frustrado
y herido en su enquistado complejo
cuando no alcanzan los años,
ni el estruendo, ni las armas,
ni la sombra alargada
del matón más pudiente,
ni el atento descuido
de quien incluso en palabras
otorga en su ausencia,
a extinguir el fuego
en los ojos secados.

El poder es necio
y en su lógica viciada
tilda de atroz la falta
de agua en la mirada
de aquellos cuya garganta
a la sed condena.
Se escandaliza enervado
ante el golpe sin miedo
del brazo desnudo
que forjó en la amenaza.

El poder es frágil,
y al desamparo de razones
se edifica en cimientos de acero.
Y por eso tiembla colérico
ante una niña
de dieciséis años
y ojos de muchas vidas
arrojando piedras y puños
para espantar montañas.
Porque no hay acero
que rebata sin derretirse
tan vulnerable incendio.


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