Son tantas
las palabras que urgen,
las huellas
que se van con prisa,
que surgen de la piedra
con sonrisa vieja,
que entierran
de brisa alocada
la vorágine de salvas
dedicada al ocaso,
que acaso alguna mota
comprende,
aferrada su esencia
a la ausencia perenne.
Son tantas...
que frecuento los lechos
donde sueña la nada
bañada de alivio,
y amante
reposo en su pecho
el olvido borroso
de las olas que tornan
la arena en espera.