miércoles, 16 de enero de 2019

La maldición del dragón



Alborea un fragor involuntario,
un vocablo de fe desdibujada,
repentino, una infame desbandada
reencarnada en estrépito incendiario.

Alumbrando un ardor tan temerario,
la garganta vencida y descarnada
que inspirando temor con su andanada
enmascara su indómito calvario.

Se debate el dragón incomprendido
entre el caos de lo propio o de lo ajeno
desatado en su aliento sanguinario.

Y a la ausencia del grito proferido
fluye el magma abrasante hacia su seno,
sucumbiendo en secreto de sumario.


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4 comentarios:

  1. Es un poema con mucha fuerza, tiene "garra" te atrapa su rima.
    Me ha gustado mucho!

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  2. Ese dragón suena a que se quema con su propio fuego... es un dragón muy literario, me gusta :) Tiene que gritar aun con la garganta destrozada

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    Respuestas
    1. Justo eso es Wher, son bichos malentendidos los dragones ;) quemar o ser quemado, algo hay que hacer con el fuego ese.

      Un abrazo

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