Se revelan los olores,
otrora burla de las bocanadas,
manjares furtivos en esta
vorágine de profilaxis.
Frente al mar, invadido en su frontera
de vestigios y espuma,
se sacude la memoria custodiada
por telas y paredes,
por cautiverios desbocados
de reflejo penitente.
Frente al mar se espera,
y se está.
Rescindo mi anclado bautismo.
Destierro mi afán de refugio.
Desisto mi rol al abismo.
Ni causa, ni fin, ni artilugio.
sábado, 16 de enero de 2021
Ancla en las piedras
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Ya desde el título me preparo para leer algo que seguramente me encantará. (Es que no es fácil escoger títulos que reflejen la totalidad del poema).
ResponderEliminarSolo el mar, nos alivia,nos deja respirar,salir de tanto cautiverio,de tanto miedo.
De dejarnos de ocultarnos entre paredes y telas como dices.
Un poema a priori reivindicativo pero, que lo formulas desde la emoción y la belleza de hacernos sentir unidos a la naturaleza. Solo ella nos salva.
Un beso.
Me ha encantado.
Me ha encantado tu comentario Luna, muchas gracias =) Percibo el mar, la naturaleza en general, como lo más inmenso al alcance de nuestra mano. Nos sentimos unidos a ella porque venimos de ella, y hermanados entre nosotros en el sentimiento de contingencia y pertenencia, en ser una parte mínima de algo mucho más grande, bello y longevo que nuestro ombligo ;)
Eliminar¡Un abrazo Luna!