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Ahora bien, ¿Qué hace un tan deprorable Jaime Messacotta en pleno mercado, inconsciente frente a unas truchas nada frescas, y a punto de someterse a la humillación de su vida? Lo cierto es que poco o nada tiene que ver con el torpe de sir Jaime. Aster y Jane, junto con Folkha, Gastón y Barb “Canijas”, conforman el núcleo duro de la tripulación de “El Rojo”. Cara al público, Aster es lo más
parecido a un capitán, pero internamente el grupo funciona como una familia.
Una auténtica jauría de canes callejeros: salvajes, feroces, hambrientos y
leales entre sí. El resto de tripulantes de El Rojo acatan las órdenes de los cinco por igual.
Los caminos de Alisa y Aster, y por ende los de Alisa y El
Rojo, habían comenzado a entrelazarse tiempo atrás. Antes de adquirir su barco,
Aster ya era todo un buscavidas con solera. Durante algún tiempo consiguió ser
empleado en la Corte del por entonces Rey Gregor, donde también vivía la por
entonces Princesa Alisa. Aunque no estaba exento de otras tareas de forma
ocasional, la función principal de Aster consistía en el mantenimiento de los
jardines. “Jardines” era la palabra que gustaban de utilizar en Palacio para referirse
a un vasta extensión que abarcaba diferentes parques de flores
silvestres y árboles exóticos, claros, estanques, laberintos de setos contiguos
al principal edificio del complejo e incluso un pequeño bosque para organizar partidas
de caza privadas, donde se soltaban animales para tales ocasiones. El mantenimiento
de tamaña extensión requería numerosa mano de obra.
La paga era mísera, pero el trabajo estable, seguro y
llevadero. Para cualquier persona sin más aspiración que la de sobrevivir (es
decir, para casi cualquier persona en el reino), aquella posición sería idílica.
Pero a Aster todo aquello le importaba un bledo. No se había introducido en
Palacio para cebar pececitos de un estanque por medio real a la semana, sino
para tantear el terreno. Aster pretendía observar de cerca a los nobles, con sus
idas y venidas, y cazar los chismes jugosos cerca de su fuente original,
pues la versión que llega a las tabernas se encuentra a menudo demasiado
desvirtuada. Todo ello en aras de recabar información para orquestar algún
golpe notorio. Las acontecimientos, sin embargo, no transcurrieron como Aster
los había planeado. Si no mucho mejor.
La princesa Alisa, que de aquella contaba con 17 veranos,
era mucho más precoz, en muchos aspectos, de lo que la mayoría de la Corte
suponía. Consciente del delicado estado de salud de su padre y de su posición
como futura heredera, pues era la única descendiente viva del rey Gregor, había
comenzado a mover – con éxito – ciertos hilos a su favor. Alisa tenía sus propias
ideas y ambiciones, y cualquier parecido entre sus planes y los que Gregor y su
Esposa Eseida tenían para ella era fruto de la casualidad. Más al contrario,
Alisa había sido capaz de influir a sus padres en determinadas decisiones,
siempre bajo una máscara de moderado entendimiento e inocencia de lo más inofensiva.
Ejemplo de esto había sido el acuerdo de su futuro enlace con sir Jaime
Messacotta. Gregor y Eseida consideraban otros candidatos antes que a sir
Jaime, pero mediante certeros comentarios y movimientos indirectos, tales como
la difusión de rumores, el resto de nombres de la lista habían ido cayendo
uno tras otro.
Desde el punto de vista de Alisa, sir Jaime era lo
suficientemente rico e influyente. No el más rico e influyente de entre los
posibles, pero a su favor tenía que también era lo suficientemente idiota como
para hacer de él un pandero. Al menos mientras se hiciese la loca con sus
vicios, para lo cual estos deberían permanecer en moderado secreto. Sir Jaime
incluso gozaba de aceptación entre el populacho debido a ciertos méritos
bélicos. Alisa tenía claro que dichos méritos eran exagerados o completamente
inventados, pero eso no era lo importante. Dicha fama podría resultar útil en
según qué momentos.
Las intrigas de Alisa no se limitaban a fortalecer
posiciones en enlaces o el resto de maquinaciones del aristócrata promedio. Era
una autentica gestora, con una mente analítica y una capacidad para mentir muy
fuera de lo común. A tan temprana edad y desde un discreto segundo plano, había
conseguido tejer una red de contactos con personajes clave más allá de nombres y
títulos nobiliarios. Capitanes y hombres respetados en las filas de la guardia.
Mercaderes de Ábalos. Incluso algunos dueños de burdeles en la propia Bantía, previendo
los devenires de su futuro matrimonio. En ocasiones era ella misma quien se
encontraba con esas personalidades, aunque la mayoría de las veces delegaba en personas
de su muy reducido circulo de confianza. Personas que tenían la lengua menos
atada para según que conversaciones, y que además no tenían por qué hablar en
su nombre, si no que podían adoptar un rol más gris y conspiranoico si la
situación lo requería.
Los miembros del circulo de confianza no habían sido
escogidos únicamente por una llana cuestión de confianza, ni mucho menos por su
lealtad a la Corona. Alisa se ocupaba de mantener con cada uno de ellos una
serie de suculentos intereses alineados, o al menos compatibles, con los suyos
propios. Lo cierto es que Aster pensaba que si Alisa se hubiese criado en la
calle hubiese sido una ratera de primerísima. Astuta e implacable. La propia
Alisa tenía una idea muy similar sobre sus habilidades. Pero no se había criado
en la calle. Y hay determinadas lecciones, grabadas a fuego hasta en los huesos de
alguien como Aster, imposibles de adquirir desde una posición acomodada. La idea que tenía de sí misma era la debilidad más notable de la ahora Reina Alisa. Y Aster, y
por ende todos en El Rojo, lo sabían perfectamente.
De entre todas las precocidades de Alisa, su apetito sexual
no era una excepción. A pesar de su discreción…
… continuará, probablemente.
Que continúe, que continue..!! :D
ResponderEliminarBeso!
Lo hará lo hará =) Eso creo ;)
EliminarUn abrazo Wher
Muy imaginativo texto.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Amapola, un abrazo =)
Eliminarhala! Me encanta! Me encanta tu prosa, me gusta la imaginación que despliegas en el relato.
ResponderEliminarEsperamos con curiosidad la segunda entrega!
Un abrazo!
La tercera sería, tengo la intención de seguir al menos hasta terminar de contar lo que ya sé que pasó =)
EliminarGracias Luna, un abrazo
Y disculpad por haber tardado tanto en contestar ;)
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