viernes, 14 de abril de 2017

Siria


No mata nuestra lluvia,
porque es lluvia.
Pero a veces la Dama Ciega
resentida y anciana cede
su venda a la indemne Parca,
y el mismo cielo que llora
con agua rasgada de ausencias,
y el mismo cielo que riega
mi pluma con voces ajenas,
derrama voraces venenos
sobre alientos desamparados.

Sangro mi tinta harapienta
de palabra imberbe y hendida
sobre aquellas bípedas nubes,
infectas en la propia hojalata
que sus borrascas esparcen.
Mas no les mata la tinta,
porque no viven.


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4 comentarios:

  1. Hola! Vengo a agradecer el comentario que me dejaste en el blog. Muchas gracias! Bienvenido!
    Tu espacio también es muy interesante!
    Nos leemos!
    Un saludo!

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  2. Gracias Luna, un abrazo y bienvenida =)

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  3. A veces la palabra daña
    pero su ausencia tambien cala.

    El mundo mira hacia otro lado
    y lo llevara por siempre en la solapa.

    Voces ahogadas que no piden.
    Solo buscan los justo y humano.

    Mi abraz☆ y griTo

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  4. Tan ahogadas y humanas como engañosamente lejanas. Es esa una solapa que parece esfumarse en un eco, porque es el mundo quien la lleva y no nuestro horizonte. Pero el mundo es uno, y es el nuestro.

    Gracias y un abrazo Athenea

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