sábado, 25 de abril de 2020

Instrucciones



Paso 1: 
A UNA PIEDRA SUELTA


Voy a hacer un poema
a una piedra suelta.
Voy a hacer un poema
y va a representar
un grito en cada revuelta,
un alivio a cada dilema,
porque soy asín de listo,
y de guapo, y de artista,
y de jefe de esta pista,
y de vicio te hago un pisto.

Voy a hacer un poema,
porque hago cosas
de poeta,
porque tengo repleta
la bragueta de intenciones
líricas y honrosas,
porque se me caen los canciones
de un estético agujero
de los pantalones,
y manejo las redes sociales
para esparcer mis heces únicas
que no ahogo en pañales,
sino engalano en túnicas
y les preparo un taburete
de oro,
para que reinen misericordes
a las cacas del retrete
y a sus culos monocordes
a coro.

Voy a hacer un poema
a una piedra suelta
cuya forma y tacto me elude,
pues con mis manos repletas de arte,
ni agarrarla pude.


Paso 2:
LO QUE SIEMPRE QUISE

Pintiruelas de lánguidos colores
reperrintan cositas encarnadas.
¡Ay lambadas! ¿Ya osan las bandadas
de pinceles glutir los interiores?

Y por ende, sin remor faltan predores
sin rubores o rumor de campanadas,
ni empanadas, ni melifluas pimparradas
infestadas de güingues roedores.

¡Qué difícil, qué terso, qué milista!
¡Qué pamplinte de artista, vaya panda!
¡Ni camina ni anda el azorista!

Más no hay cando de flores si en Uganda
Micky Mocky persiste en su simplista
y alavista acopio de lavanda.

Paso 3:

Aquel prolijo lector capaz de abrirse paso entre estas complejas metádoras, le aconsejo encarecidamente regresar al paso 1.

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