No hay poesía orillada
a las simas de la contradicción opaca.
No alcanza el alma
sino a agazaparse, desmoronarse de arena lánguida
y extirpada de alegatos.
Malversa el cuerpo las huídas,
la patada, el suicidio, la caricia,
acaso el propio abandono,
sumido en la corrosión implacable
de la carencia.
Pretenden los labios
decirse, mas se agolpan extintos
los conatos de auxilio
en su garganta inundada
de eternas deidades.
Solo aciertan los ojos
a cerrarse. A rescatar en silencio
paciente de su abismo imitado
las oscuras extremidades dispuestas
a abrazar
la victoria del fracaso irremediable.
Licaón, antes que nada decirte que es un placer volver a leerte!
ResponderEliminarUn poema que viaja entre el misticismo y lo épico. Suena contundente, profundo, como ese abismo al que alude el título.
Casi puede leerse entre líneas,una especie de símil con la actualidad que estamos viviendo,la carencia, la corrosión,el abandono.
Gran poema!
Un beso.
Muchas gracias Luna =) y desculpa esta respuesta tan tardía. La situación actual no es propicia, cada persona la lleva como puede, con sus victorias y derrotas sobre su propia versión de la corosión que mencionas ;) Espero que la tuya esté más poblada de victorias.
Eliminar¡Un abrazo fuerte!
Como río de gemidos que imploran y sentencian…
ResponderEliminarIntenso y real poema, querido amigo.
Abrazo grande, y muy feliz semana.
Curiosa contraposición, implorar y sentenciar a un tiempo =) Y sin embargo son palabras que suenan hermanadas en el reverso de la impotencia.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por tu visita Ginebra, y disculpa que haya tardado tato en contestarte.
¡Un abrazo!