domingo, 16 de junio de 2013

Volcán


Sepultado en cavernas abisales
por escombros de ingrávida presencia
dormitaba en siniestra indiferencia
un titán de flamígeros caudales.

Vomitando candentes lodazales
desvelose con tarda suficiencia,
insolente, borracho en la paciencia
del que sabe infalibles sus avales.

Quise, araña, tejer a toda prisa
infinitas y elásticas murallas
cuya seda atrapase aquel incendio.

Y ardo ahora, retante en mi cornisa
de inflamables e inútiles agallas
sobre un manto de llamas en silencio.