Se esfumó la música,
barrote del silencio.
Encontré entre mis manos
inservibles cadenas
de metal inepto,
angustiadas, titilantes,
por su reciente oficio
de enjaular incendios.
El etéreo coloso,
liberado e indolente,
fluyó desparramando
su presencia dilatada.
Impregnaba todo aquello
que el oído alcanza
de intangible corcho,
de carbón quemado,
de inquietud celosa.
Es aterrador el silencio,
porque aunque esté
te deja
a solas
con la luz
o su ausencia.
Me encanta! sobre todo la última parte ^^ a seguir así, Licaón!
ResponderEliminar¡Gracias Wherynn! Me motivas a seguir ;)
ResponderEliminarUna vuelta merecida, tus poemas son increíbles de verdad. Un abrazo y gracias por pasar por mi blog, nos seguimos leyendo :)
ResponderEliminarMuchas gracias Isa, como siempre =)
Eliminar¡Un abrazo!
Perfecto, es un placer leer lo que escribes. tus poemas se merecen papel impreso, para releerlos cuando apetezca.
ResponderEliminarEs lo mas bonito que me han dicho por escribir, muchísimas gracias =)
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