Era una de esas ocasiones en las que sólo eres consciente
de tus errores cuando el mundo que dejas a tu espalda deja de existir. Cuando
las miradas cálidas y cómplices, la sincronía infinita, el átomo perfecto,
implosionan en silencio, dejando una líquida nuca como inerte carcasa.
Me negué a dirigir la vista a la fatídica escena que se
revelaba ante mí, consciente como era de que su densa gravedad trataba incansable
de devorar cualquier indicio de esperanza, con la eficacia que sólo los tejidos
oníricos te permiten alcanzar. Y me grité. ¿Qué otra cosa podía hacerme? Me
grité desgañitadamente en una sala en la que sólo yo me escuchaba, en
apariencia impertérrito, desde el otro lado. A medida que mi voz comenzó a
resultar atronadora, las paredes y el techo, empáticos con mi desesperado
reclamo, se estrecharon tratando de reflejar el sonido más rápidamente. La
intimidad que nos rodeaba sucumbió con la paulatina y discreta aparición de
anónimas siluetas que, impasibles, dirigían su mirada gélida hacia el cada vez
más próximo extremo opuesto de la sala, donde yo parecía empeñado en fingir que
no me estaba escuchando.
Llegado el punto en que el clamor se hizo casi insoportable,
hice un gesto con el hombro con una cínica pose de indiferente concesión, señalando una puerta a mi derecha. De aquel hueco surgió un recuerdo de
incontestable belleza y maquiavélica similitud con mi mitad perdida. Trató de
atraerme y transportarme con explícito deseo, pero su mueca resultaba grotesca,
y el hecho de que existiese un reflejo en el plano real ridículamente obvio. Me
quedé observando mientras desaparecía, sin perderme de vista, y con una absurda
expresión que parecía denotar confianza ciega en que seguiría sus pasos. Ella
no tenía la culpa de estar allí. Pero alguien era culpable de haberla traído.
Cuando desapareció por completo me volví hacia mí, conectado con las mismísimas
entrañas de la tierra, para desparramar con volcánica furia los más cavernosos
y lacerantes aullidos jamás emitidos por ser alguno.
Sonó una metálica bocina que me hizo levantarme y abrir los
ojos en un lugar de largo menos prometedor y más despiadado. No estaba dispuesto a darme por vencido, con
que ignoré la bocina y cerré los ojos con letal decisión.
De inmediato volví a encontrarme con aquella sala de
imparciales testigos, conmigo disertando monótonamente en el extremo opuesto.
Con inabarcable arrojo hice acopio de todos los elementos que podía controlar y
los moldeé para dispararlos en forma de vocablo inteligible contra mi contraparte,
arquitecto y director de aquella burla:
- - ¡¡¡¡TRÁELAAAA!!!!
Se hizo por un momento un silencio en el que todos,
presentes y no presentes, se volvieron hacia mi combativo yo, expectantes. En
esta ocasión descompuse mi fachada indiferente para dirigirme una mirada de
colérico odio, desquiciado como estaba por el boicot continuado al que estaba
sometiendo el plan. Pero, esta vez sí, me concedí mi petición. Más o menos.
Allí estaba ella, al fin,
pero unos 10 años más joven de lo que debiera. Pequeña, esmirriada, de
nariz desproporcionada, cuidadosamente cubierta de acné y con unos preciosos ojos
que delataban que te hallabas frente a un ser desgarradoramente único. Estaba
llorando, naturalmente; la había asustado. Cuando cesó su llanto (pronto, antes
de que me diese siquiera tiempo a decidir cómo consolarla), me acerqué, entre
temeroso y arrepentido, y le pregunté:
- - ¿Te doy miedo?
Ella, con brillante inocencia, sonrió y contestó que no. Ajena por completo a mi presencia, se fue a jugar con alguien, o con algo.... no estoy seguro en realidad. Desde luego, no era eso lo que estaba esperando. Pero me permitió saber que en lo más profundo de aquel ambiguo y descontrolado plano había un lugar en el que su identidad se conservaba intacta… y, por tanto, existía esperanza de traerla de vuelta por completo. Observé como, en el otro extremo, había recompuesto mi expresión pétrea. Supe, no obstante, que era consciente de mi victoria. Y supe, además, que era lo máximo que conseguiría en aquella ocasión… con que me di la vuelta y salí de la estancia.
Me encontré en un centro comercial en el que una especie de
apisonadoras fregaban el suelo de forma automática. Y yo me empeñaba en subir
las escaleras mecánicas caminando hacia atrás.
Y no me importó lo más mínimo. Y abrí los ojos. Y me di una ducha.
Increíble, para mí, una de tus mejores entradas :)
ResponderEliminarMuchas gracias Isa =) Un beso!
EliminarNunca había leído una prosa tan apasionada... :)
ResponderEliminarEmpezó siendo poesía... el primer párrafo, sin demasiados cambios, en realidad era la primera estrofa. Supongo que por eso quedó así ;)
EliminarDemasiado dramático para mi gusto, pero la narración y también la idea en sí mismas son una obra de arte.
ResponderEliminarEl cuerpo tuyo es obra de arte!!! Supongo que tienes razón, demasiao dramático, y más para prosa. Gracias jefe =)
EliminarRazón en que caraescoria? D; Digo para mi gusto... Habrá quien le parezca hasta poco dramático, y habrá por supuesto quien le parezca apropiadamente dramático; lo importante es que a tí, que eres quien lo ha heco, le guste como ha quedado.
EliminarY espero que te guste porque está muy bien hecho : )
Besis
Ya hombre, y habrá quien le parezca que si lo miras de lejos el texto dibuja un unicornio cortejando una vaca, y a ese tío que me lo diga, aunque sea una opinión subjetiva, le diré que no tiene mucha razón, en pla informal, porque no estoy de acuerdo. A ti te digo que sí porque toy de acuerdo contigo, tampoco me siento especialmente orgulloso del tono dramático final que ha quedao.
EliminarAbracis =)
Sexis en el asientis de atrás del cochis nuevis : )
ResponderEliminarMe gusta. Me sorprende. Y no sé como calificarla, pero sé que cuando una prosa poética mantiene tu atención e intriga es porque ha dado en el clavo en un formato para mi más complicado que la propia poesía.
ResponderEliminarCuando te leo me siento orgullosa
No sabes lo orgulloso que me hace sentir a mí que tú digas eso =) Muchísimas gracias
EliminarUn parto. Muy bueno
ResponderEliminarEngancha, sí que engancha, la verdad. Me gustó mucho. :)
ResponderEliminarMe alegro, muchas gracias =)
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