Se revela maldito el personaje
por lacrante virtud malentendida,
y es que eterna pudiera ser su vida
si a la sombra rindiese vasallaje.
Coronando el romántico chantaje,
una mecha que no ha de ser prendida,
truco infame, mortal y ardiente herida,
redimida finando en luz su viaje.
Aspiró a quebrantar tal maleficio
derritiendo retinas indolentes
con fatídica y sacra llamarada.
Consumido en tan vano sacrificio,
precipitan sus sueños en pacientes
afluentes de cera chamuscada.